martes, 8 de noviembre de 2011

A 77 años de la muerte de la hermana Crescencia, crecen la fe y la devoción por la Venerable. (Diario La Opinión, 3/4/2010)

El padre Carlos Pérez, sobrino directo de la Sierva de Dios, recuerda cómo fue aquel viaje a Quillota, Chile, en busca de los restos de “la santita”. Confesó que mientras se trasladaba, en el auto sintió aroma a violetas. “En la vida de Crescencia no hubo nada extraordinario, todo lo hizo con sencillez y amor a Dios, y eso fue lo grande de su vida”, dijo el sacerdote. Asegura que fue precursora del acontecimiento de la Virgen del Rosario de San Nicolás.

DE LA REDACCION. Cuando la hermana María Crescencia Pérez muriera en olor de santidad, en 1932, comenzaron los trámites para repatriar sus restos desde Chile. Para ello tomaron la iniciativa sus familiares, sin encontrar oposición por parte del instituto donde se hallaba el cuerpo incorrupto, ya que pareció lógica la repatriación de quien sólo circunstancialmente se había demorado en Chile cumpliendo la obediencia.
Abrió el camino el padre Carlos Antonio Pérez, sobrino directo de la sierva de Dios, quien asumía la representación para solicitar que los restos de Crescencia se conservasen en el panteón de las Hermanas del Huerto de Pergamino.

Testimonio del padre Pérez
 “En 1966, cuando yo era párroco de la Parroquia Nuestra Señora de Luján (en Pergamino), papá recibió la noticia de que María Crescencia había sido encontrada incorrupta, lo cual llamó mucho la atención. Ese fue un paso importante en orden a mantener viva la memoria de Crescencia mientras no llegase el momento del proceso de beatificación”, narró el padre Carlos Pérez.
Entonces un día nos preguntamos con un grupo de amigos y familiares cómo estaría ese cuerpo incorrupto. Hablamos con la madre general de las Hermanas del Huerto, a quien le pareció bien ver el estado de conservación del cuerpo en Chile.
“Así que tres amigos salimos en auto hacia a Chile, y en el camino dentro del automóvil se sintió la fragancia a violetas, tanto a la ida como a la vuelta. En ese momento recordé que antes de que Crescencia falleciera, en Chile, la llevaron a un hospital de Vallenar. Allí le dijo a la superiora que cuando muriera le iba a avisar de alguna manera: y ése fue el aviso, en Quillota sintieron el aroma de violetas de una manera muy intensa y durante muchos días cuando ella murió. Por eso, cuando sentimos el aroma a violetas en el auto pensamos que algo estaba anunciándose”.
-¿Se conmovió cuando se produjo ese extraño hecho?
-Sentí una profunda conmoción porque advertí que se estaban anunciando cosas futuras que no conocía, entonces lo viví como algo impactante. No es un simple aroma que uno siente, yo lo ligaba a la muerte y a la gloria futura de Crescencia.
-¿Ese fue el primer viaje que realizaron a Chile?
-Sí, después realizamos dos más. En el primero constatamos que el cuerpo estaba con signos de incorruptibilidad: lo que más llamó la atención fue el globo izquierdo del ojo que estaba entero, después le levantaron la mano, la bajaron y no se quebró.
En el segundo viaje fuimos a recoger testimonios de la gente que la conocía. Y en octubre del año 1983 se decidió traerla a Pergamino; la familia hizo el pedido y la Congregación de las Hermanas del Huerto no tuvo problemas.
-Debido al clima de Quillota algunos cuerpos se encontraron momificados pero no incorruptos, ¿esto es así?
-Claro, la diferencia es que el cuerpo momificado es una piedra que se quiebra, en cambio el cuerpo era flexible. Incluso en el mismo panteón era la última de nueve hermanas fallecidas, por lo tanto el ataúd estaba debajo de todos. Los otros restos tenían los huesos expuestos y ella estaba incorrupta, por lo tanto en este caso el clima actuó para todos igual.
-Y luego de que el cuerpo de Crescencia llegara a Pergamino se produjo el acontecimiento mariano en San Nicolás…
-Sí, al poco tiempo de traer el cuerpo de María Crescencia al país comienza el acontecimiento de la Virgen del Rosario de San Nicolás, por eso siempre digo que Crescencia fue precursora del acontecimiento de la Virgen porque inició un año antes su gestación pública y es como que preparó los ánimos para algún hecho de gracia que se pudiera producir a partir de entonces.

En la vida de Crescencia no hubo nada extraordinario, todo lo hizo con sencillez y amor a Dios, y eso fue lo grande de su vida.Tuvo gracias muy particulares en ese momento, incluso llega a captar el Cielo, ve la gloria que le espera y dice: “¿Quién soy yo para merecer esto siendo más pequeña que un gusano?”.

La Opinion de Pergamino

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